La peste porcina africana (african swine fever, ASF) es altamente contagiosa y es mortal en cerdos domésticos y salvajes de todas las edades. La peste porcina africana presenta múltiples cepas que pueden ir desde altamente patógenas a menos virulentas. La introducción de cualquier cepa a los Estados Unidos provocaría un colapso total del mercado de exportación y una pérdida económica catastrófica para toda la industria porcina estadounidense.
La ASF puede transmitirse a través del contacto directo con cerdos infectados o del contacto indirecto con objetos contaminados como ropa, vehículos y equipo. Vectores como las garrapatas también pueden transmitir la enfermedad, al igual que el consumo de carne de cerdo cruda. La peste porcina no representa una amenaza para humanos ya que no es zoonótica.
Esfuerzos de investigación en todo el mundo se han enfocado en desarrollar una vacuna que esté disponible comercialmente para la industria porcina. Actualmente no hay casos en los Estados Unidos, si bien la ASF se ha propagado por Asia, Europa, el Caribe y el Pacífico.
No existe un tratamiento para la ASF pero hay signos y síntomas a los que estar atentos. Un diagnóstico temprano de la ASF es esencial para poder controlarla. Reporte de inmediato a los animales que muestren signos de ASF.